Tercer dia en La Plata, y si bien la excitación bajó un poco, anoche al salir de la disco, Juan Manuel, uno de sus compañeros de curso, discutió con dos chicos de otro colegio y los tres terminaron detenidos. Para evitar un conficto mayor, el resto del curso no intervino en el incidente e inteligentemente esperaron un par de horas antes de concurrir a la comisaría para saber que pasaría con Juan. La gran sorpresa es que, al llegar a la comisaría les informaron que los chicos del otro colegio habían sido liberados, pero que Juan Manuel fue remitido a la Alcaldía Judicial acusado del crimen de una joven barman de la discoteca donde estuvieron esa misma noche. Inmediatamente uno de uds. recibe una extraña llamada de un número desconocido: “Juanma fue acusado de un crimen que no cometió, alguien muy poderoso asesinó a Melisa pero movió sus hilos para que involucren a otro, investiguen!”. Desesperados toman una decisión muy arriesgada: se dividen en dos grupos y simulan una pelea en la puerta de la comisaría para quedar detenidos, algo que sucede inmediatamente. Una vez reunidos dentro de la celda, intentarán escapar y encontrar algún indicio que les permita descubrir que pasó realmente con Juan y con Melisa. Sorpresivamente asoma una luz de esperanza sobre la casi imposible misión, porque ante el reclamo de amigos y familiares de Melisa y el acoso de los medios, el comisario dispuso retirar a sus efectivos y cerrar la comisaría por una hora. Una hora exacta en la que quedarán solos, una hora exacta para salvar a Juan y quizás también desenmascarar al asesino de Melisa.